crisis habitacional en la ciudad de buenos aires
El deseo de la casa propia
El déficit de viviendas es muy importante en la Capital. El problema habitacional, entre la crisis de crecimiento y la exclusión estructural.
El deseo de la casa propia
El déficit de viviendas es muy importante en la Capital. El problema habitacional, entre la crisis de crecimiento y la exclusión estructural.
Por Sebastian Premici
El problema habitacional de la ciudad de Buenos Aires no sólo involucra a la Villa 31, donde viven aproximadamente 22.000 personas, que serían reubicadas según los planes de Mauricio Macri. Para la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires, el déficit es de 86.125 viviendas, el 8,4 por ciento del total de hogares. Las personas con dificultad para acceder a un hogar propio –los que viven en villas, inquilinatos, hoteles, entre otros– alcanzan al millón. La Legislatura porteña declaró la emergencia en 2004. Desde entonces, pese al boom inmobiliario, la situación sigue igual. En lo que va del año, fueron desalojadas en la ciudad 11.400 personas, cuando en todo 2006 sumaron 12.438 habitantes.
El problema habitacional oscila entre dos posiciones: crisis de crecimiento y exclusión estructural. Un ejemplo de lo primero es Caballito. “Se ha producido un proceso de concentración de la construcción que es aberrante. Caballito, Villa Urquiza y Palermo reúnen el 47 por ciento de todas las obras durante 2006. Hay nueve barrios que concentran el 80 por ciento de todo lo construido. Los catorce del Sur, que representan el 35 por ciento, sólo participaron del 5 por ciento de esa expansión”, explicó a Cash Gustavo Desplats, dirigente de la asociación vecinal Protocomuna de Caballito.
“Se elige una manzana para construir una torre de veinte pisos (dos departamentos por piso); a cuatro personas por unidad, son ciento sesenta individuos. Esto trae problemas de infraestructura y de servicios, problemas de elevación de temperatura por hormigón armado, etc. Hay que planificar la manera en que crece un barrio”, indicó a este suplemento Osvaldo Sidoli, integrante de la Red de Abogados Voluntarios de Poder Ciudadano. Para el ministro de la Producción, Enrique Rodríguez, deberían invertirse en toda la ciudad 1000 millones de dólares en cloacas, agua potable y diferentes obras.
Daniel Chain, que proviene de la constructora del Grupo Macri, es la persona que está trabajando en los lineamientos para el Ministerio de Planeamiento y Obras Públicas del futuro gobierno. Su visión sobre la ciudad es la de una mayor densificación, es decir, poner más gente en un mismo lugar. El crecimiento vegetativo de la ciudad –según el censo de 2001, 2.700.000 habitantes– es del 1,5 por ciento anual. “Cuando uno densifica menos, más personas se quedarán sin vivienda, es un esquema expulsivo. Si no hay vivienda, hay que ir a buscarlas a otro lado”, precisó Chain. Pero no es el único modelo que existe, según evalúa el arquitecto Rodolfo Livingston: “Si uno camina por la calle Córdoba y ve un gran cartel, generalmente no sabe que allí hay un hueco. Es decir, la ciudad está llena de huecos donde podría construirse, para hacer casitas de uno o dos pisos, donde podrían intervenir muchos maestros mayores de obras y albañiles. En el caso de los grandes proyectos inmobiliarios, generalmente se les da trabajo a muy pocas personas”.
Macri buscará urbanizar las villas como vía para abordar la segunda cuestión del problema habitacional: la exclusión estructural. “No hay políticas estándares para ingresar a una villa. En relación con la Villa 31, hay que resolver el problema del transporte (Retiro, el Puerto, el tráfico de colectivos). Pero también están presentes los desarrollos inmobiliarios para la zona. Esta historia es como el huevo y la gallina. Por eso queremos el control de la policía y las tierras del Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado. Calculo que encontraremos una solución mixta, ni topadoras ni una urbanización completa”, afirmó a Cash el macrista Alvaro González, presidente de la Comisión de Planeamiento Urbano.
La arquitectura y el urbanismo confunden generalmente la resolución de un problema con el cambio de lugar de un problema. Los de Caballito quieren que las torres se construyan en otro lado, los de Ensenada que se arroje la basura en otro barrio; los de Parque Patricios no quieren viviendas sociales cerca. Y Macri quiere erradicar la Villa 31. “Hay una confusión entre el problema y el lugar. Se piensa que el problema son las villas y las torres, pero no es así. Antes de hacer un Plan Urbano es necesaria la participación de todos los actores involucrados porque no es posible mover la población de un lado al otro porque un Plan lo disponga. Hay un tema de sociología urbana y psicología social que debe tenerse en cuenta”, reflexionó el arquitecto Juan Molina y Vedia.
Daniel Chain, que proviene de la constructora del Grupo Macri, es la persona que está trabajando en los lineamientos para el Ministerio de Planeamiento y Obras Públicas del futuro gobierno. Su visión sobre la ciudad es la de una mayor densificación, es decir, poner más gente en un mismo lugar. El crecimiento vegetativo de la ciudad –según el censo de 2001, 2.700.000 habitantes– es del 1,5 por ciento anual. “Cuando uno densifica menos, más personas se quedarán sin vivienda, es un esquema expulsivo. Si no hay vivienda, hay que ir a buscarlas a otro lado”, precisó Chain. Pero no es el único modelo que existe, según evalúa el arquitecto Rodolfo Livingston: “Si uno camina por la calle Córdoba y ve un gran cartel, generalmente no sabe que allí hay un hueco. Es decir, la ciudad está llena de huecos donde podría construirse, para hacer casitas de uno o dos pisos, donde podrían intervenir muchos maestros mayores de obras y albañiles. En el caso de los grandes proyectos inmobiliarios, generalmente se les da trabajo a muy pocas personas”.
Macri buscará urbanizar las villas como vía para abordar la segunda cuestión del problema habitacional: la exclusión estructural. “No hay políticas estándares para ingresar a una villa. En relación con la Villa 31, hay que resolver el problema del transporte (Retiro, el Puerto, el tráfico de colectivos). Pero también están presentes los desarrollos inmobiliarios para la zona. Esta historia es como el huevo y la gallina. Por eso queremos el control de la policía y las tierras del Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado. Calculo que encontraremos una solución mixta, ni topadoras ni una urbanización completa”, afirmó a Cash el macrista Alvaro González, presidente de la Comisión de Planeamiento Urbano.
La arquitectura y el urbanismo confunden generalmente la resolución de un problema con el cambio de lugar de un problema. Los de Caballito quieren que las torres se construyan en otro lado, los de Ensenada que se arroje la basura en otro barrio; los de Parque Patricios no quieren viviendas sociales cerca. Y Macri quiere erradicar la Villa 31. “Hay una confusión entre el problema y el lugar. Se piensa que el problema son las villas y las torres, pero no es así. Antes de hacer un Plan Urbano es necesaria la participación de todos los actores involucrados porque no es posible mover la población de un lado al otro porque un Plan lo disponga. Hay un tema de sociología urbana y psicología social que debe tenerse en cuenta”, reflexionó el arquitecto Juan Molina y Vedia.
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