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Comenzaron en Caballito, porque se perdía el perfil barrial. Ese año fue récord en permisos para construir.
30/06/12
En 2002, el peor año de la crisis económica, la Ciudad autorizó pedidos para construir por apenas 297.867 m2. En 2006, con la actividad inmobiliaria a pleno, fueron 3.101.450, la ciframás alta de la última década. No fue casualidad, entonces, que en ese año comenzara el fenómeno de las protestas vecinales contra el avance indiscriminado de las torres.
El primer paso lo dieron en junio de 2006 los vecinos de Caballito. El reclamo tenía que ver con proteger la identidad barrial pero también por fallas en servicios públicos como el agua, las cloacas o el gas, porque no se hacían inversiones en infraestructuras acordes a la avanzada de los edificios.
Junto con las protestas, los vecinos fueron a la Justicia. Y a fines de 2006 lograron recursos de amparo que prohibieron las nuevas construcciones en 16 manzanas de Caballito y 45 de Palermo.
Como la situación judicial amenazaba con complicarse, el Gobierno de Jorge Telerman tomó una decisión polémica: prohibió por 90 días dar nuevos permisos de obra en Caballito, Palermo, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Coghlan y Núñez. Tras ello dispuso que todos los desarrolladores inmobiliarios tuvieran que presentar un certificado de aptitud de las empresas de servicios públicos. Ese requisito se extendió luego a toda la Ciudad, por una ley impulsada por el macrismo.
Pero mientras tanto, la Legislatura empezaba a tratar proyectos para limitar las alturas en distintos barrios. Tras proteger 80 manzanas de Caballito, siguió con iniciativas similares en otros barrios. Algunos casos fueron emblemáticos, como la protección de los edificios de La Imprenta y La Cuadra, en Las Cañitas.
El problema es que la normativa de las edificaciones quedó desactualizada. El Código de Planeamiento Urbano es de 1977, y desde entonces nunca fue actualizado, sino que se lo fue “emparchando”.
En 2009, se sancionó el Plan Urbano Ambiental, que estableció qué perfil constructivo debe tener la Ciudad. Tras ello, vendría la actualización del Código de Planeamiento. Pero se trata de normas que merecen largas discusiones donde se mezclan numerosos intereses. Hoy el Ministerio de Desarrollo Urbano trabaja en un proyecto para modificar el Código, pero aún no se conoce cuándo podría llegar a la Legislatura.
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