Un informe del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño refleja cómo el macrismo dejó abandonada al mercado su política de vivienda
Palermo, Caballito, Villa Urquiza, Belgrano y Almagro lideraron el boom en la última década. Como contraparte, Villa Soldati, Villa Lugano, Villa Riachuelo, La Boca y Parque Avellaneda, en el sur, reúnen sólo el 2% de lo edificado.
El modelo de construcción en la Ciudad de Buenos Aires ha profundizado durante la última década la inequidad entre el Norte y el Sur porteño. Así lo prueba un informe elaborado por la Secretaría de Planeamiento del Ministerio de Desarrollo Urbano de la Ciudad, que revela que durante la primera década del siglo XXI, cinco barrios del norte y centro (Palermo, Caballito, Villa Urquiza, Belgrano y Almagro) sumaron el 43,1% de todas las viviendas construidas, y que diez de los 47 barrios porteños concentran el 60 por ciento. Como contraparte, cinco barrios del sur suman sólo el 2 por ciento. Es decir, por cada 2 m2 erigidos en los barrios postergados, se construyen 21,5 m2 en los privilegiados, en el contexto de un distrito con una emergencia habitacional de 500 mil habitantes.
El propio trabajo del Ejecutivo local (titulado "2001-2011: Construcción en la Ciudad de Buenos Aires") admite que "la distribución geográfica del metro cuadrado construido demuestra una concentración en las zonas Norte y Oeste de la Ciudad". Si a los cinco barrios con más construcciones se les agregan Puerto Madero (4,1%), Flores (3,8%), Recoleta (3,7%), Villa Crespo (2,5%) y Villa del Parque (2,2%), concentran el 59,4% del total. En el otro extremo, al sur porteño, Villa Soldati (0,1%), La Boca (0,3%), Parque Avellaneda (0,5%), Villa Riachuelo (0,5%) y Villa Lugano (0,6%) reúnen sólo el 2% de lo edificado.
"Las diferencias entre esas zonas se han profundizado como nunca durante la gestión de Macri, y ya son abismales. Al actual ritmo, se tardarían más de 21 años para construir en esos cinco barrios del sur lo que se construye en un año en las zonas de mayor concentración. Este ritmo es insostenible", expresó Gustavo Desplats, titular de Proto Comuna Caballito, uno de los barrios más afectados por el boom inmobiliario, donde las modernas torres con unidades de uno o dos ambientes fueron acaparando el espacio dejado por la demolición de petits hoteles y casas residenciales.
Si a los cinco barrios más rezagados del Sur se les suman San Telmo (0,6%), Monserrat (0,7%), San Nicolás (0,7%), Parque Patricios (0,8%) y Mataderos (1,2%), alcanzan apenas el 6% del total construido, inferior al 6,7% que tuvo únicamente Belgrano. Sin embargo, este barrio del norte representa sólo el 3,3% de la superficie total, mientras que los diez del sur llegan a casi el 24% del territorio porteño, con unos 48 km2.
La arquitecta Adriana Pérez Moralejo, que actualmente se desempeña como miembro de la Planta de Gabinete de Asesores de la Auditoría General de la Ciudad, sostuvo que se construye más en el Norte porque esos barrios "tienen todo lo que debería tener una propiedad para ser comprada: subte, servicios, equipamiento público y privado cercano, plazas, escuelas, seguridad. Las zonas del sur que históricamente han sido postergadas se convierten en una ubicación a desarrollar solamente si el Estado les da impulso, pero hasta ahora no lo hizo. Dejar completamente la iniciativa al mercado hará que todos vayan al norte hasta que colapse, que es lo que se está produciendo en estos momentos."
"Paradójicamente, se construyó más en donde más gente vivía y menos donde menos población tiene la Ciudad. Almagro, el barrio más densamente poblado (con 35 mil habitantes por km2), fue el quinto en donde más se construyó. Este modelo nos lleva inevitablemente a una explosión, no es sostenible y es inmensamente dañino, tanto desde lo ambiental como desde lo social", subrayó Desplats, y denunció: "Se entregó al mercado la planificación estratégica del crecimiento de nuestra ciudad. Y como resultado, este la desfiguró, sólo atento al rápido retorno de sus inversiones."
Un ejemplo de la diferencia habitacional entre barrios lo otorgan Palermo y Villa Soldati. Este último (donde hace un par de años se desató el conflicto habitacional durante la toma del Parque Indoamericano) tuvo en 2001 un total de 2820 m2 "permisados" para uso residencial, mientras que en 2005 ese número descendió a 199 m2, y en 2011, apenas llegó a 328 metros cuadrados. Prácticamente, no se solicitaron permisos de obra en el barrio. Al mismo tiempo, el año pasado, Palermo llegó a tener 174.576 m2 nuevos destinados a viviendas, y Belgrano, otros 168.566.
"Esta situación es el resultado de un Código de Planeamiento Urbano, que fue aprobado bajo la gestión de Aníbal Ibarra y que permite disparar el negocio inmobiliario con un criterio de capitalismo salvaje, pensado para llenar la ciudad de torres. Tendríamos que modificarlo, bajar alturas, poner restricciones, porque en este modelo, el interés inmobiliario es el rey", sostuvo el ambientalista y ex defensor del Pueblo Antonio Elio Brailovsky.
Otro punto clave es qué se construyó. En el lapso 1991-2000, predominaron las edificaciones sencillas (39%) y confortables (34%), y las suntuosas sólo eran el 14 por ciento. En el nuevo siglo, estas últimas fueron las más elegidas (33%), superando a las sencillas (31%) y confortables (26%). A su vez, en los primeros cuatro años de la última década, los departamentos más construidos eran los de tres y cuatro ambientes, que representaban casi el 60% del total. Los monoambientes apenas llegaban al 10 por ciento. Pero desde 2008, el mayor porcentaje es ocupado por los de un ambiente, que junto a los de dos ambientes reunieron el 80% de todo lo construido, con escasa presencia de la vivienda social.
Para el arquitecto Carlos Blanco, el informe "es una foto bastante contundente sobre la inequidad dejada en manos de privados: la inversión en vivienda se hace sobre localizaciones que garantizan el retorno inmediato de la inversión". Para el especialista, perteneciente a la ONG Basta de Demoler, "la inacción del Estado porteño es ideológica, como en salud y educación. Hay un criterio de expulsión de la población de menores recursos, que se vayan fuera del ejido urbano." El crecimiento especulativo de los departamentos chicos, sumado a la gran concentración de viviendas en determinadas zonas, también lleva a un aumento en los valores de alquileres y servicios. "El Estado debería proteger a los que ya viven allí para que no se produzca la 'gentrificación', que es la expulsión del habitante característico o de la gente que alquilaba y le suben los valores. Es lo que pasa en Palermo: los diseñadores que lo crearon, cuando vino el boom, se tuvieron que ir y se perdió la identidad de la zona", aseveró Pérez Moralejo.
Para Desplats, "Buenos Aires es la más rica de las ciudades argentinas, pero también la más desigual, y esto nada tiene que ver con los 20 millones de metros cuadrados que se construyeron en la década. Es fundamental la creación de mecanismos que guíen desde el Estado al mercado, y la vivienda social y la sencilla deben liderar la construcción en la Ciudad, porque hoy se está construyendo una Ciudad que aleja. Los inversores son los que nos dicen qué se construye y dónde." «
concentración y especulación
Cinco barrios: Sumaron casi la mitad de lo construido en la Ciudad. Fueron Palermo (13,6%), Caballito (10,1%), Villa Urquiza (8,1%), Belgrano (6,7%) y Almagro (4,6%).
Densidad: En metros cuadrados construidos por kilómetro cuadrado de superficie, se ubica primero Puerto Madero, seguido de Caballito y Villa Urquiza. En cambio, Villa Lugano es el de menor cantidad de edificaciones por km2. Luego vienen Parque Avellaneda, Pompeya y Villa Soldati.
Permisos: En 1991, se otorgaron a 7079 unidades funcionales. De ellas, 473 eran "suntuosas" (el 6,7% del total). En 2011, de 21.525 permisos, 6631 fueron para unidades suntuosas. Esto es, el 30,8% de la totalidad de lo construido.
Un ambiente: Aumentó cuatro veces la construcción de departamentos de un ambiente y decreció notoriamente la de viviendas de tres y cuatro, que pasaron del 60 a sólo el 20% del mercado.
Censo 2011: Hay un 22% más de población en conventillos, un 11% más en hoteles y pensiones, y un estimado del 50% más en villas respecto a 2001.
veintiún derrumbes, nueve muertos
El boom de la construcción de torres y viviendas de uno y dos ambientes trajo aparejado el problema de la seguridad. Durante la gestión macrista se contabilizaron al menos 21 derrumbes con nueve muertos y una cifra indeterminada de heridos y damnificados. "Se construye rápido, barato y con mano de obra poco calificada", señaló Gustavo Desplats, titular de Proto Comuna Caballito. Y agregó: "La entrada al mercado de la construcción de flujos de fondos financieros modificó la forma de construir. Se limitan los tiempos muertos a fin de optimizar el rendimiento. De esta manera, se incumplen leyes y normas, poniendo en riesgo la vida de los obreros y de los vecinos de los emprendimientos. El mayor récord de derrumbes y daños a viviendas de terceros se dio en este período, incrementándose en los últimos cinco años."
El arquitecto Carlos Blanco, de Basta de Demoler, afirmó que el aumento de la accidentalidad obedece "al retiro del Estado de sus funciones principales. Depende del nivel moral y ético de los constructores."
Paradigma
Vivienda suntuosa. En el lapso 1991-2000, fueron el 14% de las unidades construidas. En 2001-2011, el 33 por ciento.
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