martes, agosto 09, 2011

TRES MUERTOS Y ONCE HERIDOS EN UN GIMNASIO Villa Urquiza: a un año del derrumbe no hay procesados

La excavación en una obra lindera provocó la tragedia el 9 de agosto de 2010. La Justicia revocó el procesamiento a los tres implicados. Las familias de las víctimas reclaman al Gobierno.

07/08/11 - 04:36
 
Villa Urquiza: a un año del derrumbe no hay procesados
Vecinos indignados. Frente a los restos del Orion Gym, piden más controles y temen que haya más situaciones similares.
Mendoza 5030, Villa Urquiza. La maleza desborda el vallado que protege los restos de lo que hasta hace un año era el gimnasio Orion Gym. Sobre una de las maderas caídas apenas se lee: “Memoria y justicia por Maxi, Luis y Guillermo”. El 9 de agosto de 2010 una excavadora que trabajaba en una obra lindera afectó los cimientos del edificio y causó su derrumbe. Hubo tres víctimas fatales y once heridos. Un año después, la causa judicial no tiene ningún procesado.
Una pericia de Bomberos había determinado en noviembre de 2010 que los constructores no habían tomado las medidas necesarias para evitar dañar las estructura del gimnasio al realizar la excavación. Los implicados fueron tres: Guillermo Heyaca Varela, el ingeniero a cargo de la obra; Daniel Menta, el dueño de la constructora; y José Pataro, el dueño de la excavadora. Todos fueron procesados en febrero por la jueza penal María Fontbona de Pombo bajo el delito de “estrago doloso”, pero cuatro meses después la Cámara del Crimen revocó la medida.
Según explicaron los abogados de las familias de las víctimas, la estrategia de la defensa es demostrar que el derrumbe fue originado por negligencia en la construcción del gimnasio y que nada tuvo que ver con la nueva obra. “Sostienen que el procesamiento no tuvo en cuenta unos informes incorporados por las partes, y la cámara ordenó hacer una nueva pericia”, explicó Fernando Burlando, abogado de Patricia Izraelewiz, mamá de Maximiliano Salgado, que tenía 18 años cuando murió. Izraelewiz incluye también a los funcionarios porteños. “Yo quiero llegar a juicio oral y que caigan absolutamente todos los responsables”, sostiene. A pesar de eso, el Gobierno intentó presentarse como parte querellante en la causa, aunque la Justicia lo rechazó por considerar que podría resultar imputado.
La postura es compartida por el resto de los familiares de las víctimas. Hernán Fede, hermano de Guillermo, desconfía de los controles. “Hoy veo una obra en construcción en la calle y cruzo”, admite. Marta Wang, mamá de Luis Liu, un chico de 23 fallecido en el hecho se indigna: “El sufrimiento es inmenso y nadie del Gobierno se acercó ni nos recibió”. Villa Urquiza está en permanente crecimiento. Solamente en 2010 se aprobó la construcción de obras por un total de 152.881 metros cuadrados, una cifra solamente superada por Palermo. Para muchos vecinos es un crecimiento traumático y temen nuevos derrumbes. “Se construye sin control, se ven obras sin los carteles de permiso. Las clausuran, pagan un multa irrisoria y después vuelven a empezar”, sostiene Silvia Messina, integrante de la asociación Juntos por Urquiza.
Una de las obras que preocupan es la que está en pleno proceso de excavación en Blanco Encalada y Díaz Colodrero. El terreno, que ocupa casi un cuarto de manzana, se encuentra junto a un jardín de infantes estatal. En las paredes se observan grietas.
Desde el predio, donde se planea la construcción de una torre de 16 pisos, fluye un torrente de agua que rodea toda la manzana y que erosionó el asfalto de la esquina de Blanco de Encalada y Pacheco .
Carlos Grisafi, comunero electo de la comuna 15, dice que “hubo dos denuncias y la obra ya fue clausurada tres veces. El temor es que la humedad socave los cimientos”.

“Me da miedo pasar cerca de construcciones”
Cuando el gimnasio se le desplomó encima, Judith Goldstein pensó que se moría. Cubierta de escombros, logró alcanzar se celular y llamó a su marido para despedirse. Un año después ya puede volver a caminar, pero asegura que su vida nunca será igual.
“Me dicen que debería festejar el aniversario porque estoy viva, pero creo que no hay nada que festejar”, sostiene. Judith es profesora de gimnasia. Cuando el mundo se le cayó encima, tenía 43 años y un estado atlético envidiable. Esa fue una de las razones por las que no quedó paralítica a pesar de que dos de sus vértebras fueron pulverizadas. Aunque parte de su columna fue reconstruida con titanio, los dolores son permanentes. “Con el gimnasio se derrumbó también nuestra forma de vida”, gráfica Carlos Del Pino, el esposo de Judith. Los dos tuvieron que recibir asistencia psicológica y Judith aún tiene ataques de pánico y pérdida de memoria. “Me da miedo pasar cerca de las construcciones; hice revisar toda mi casa por temor a que se derrumbe también.”

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