lunes, mayo 09, 2011

“El negocio inmobiliario pasa por meter gente en zonas inundables”



Ex defensor del Pueblo, asegura que la Ciudad de Buenos Aires está condenada a inundarse, porque sus gobernantes prometen “obras salvadoras” pero no asumen el problema de la construcción indiscriminada, que impide drenar el agua.
 

Buenos Aires es una ciudad inundable y está condenada al desastre permanente. Esa es la conclusión a la que llega en su último libro el profesor universitario y ecologista Antonio Elio Brailovsky, quien dialogó con Tiempo Argentino sobre las inundaciones porteñas, que antes se producían de forma masiva cada 15 años y ahora se repiten en lapsos menores a 12 meses. El autor asevera que “los desastres naturales no existen” y que el desastre “es la expresión social de un fenómeno natural”. En su libro, recorre la historia de la Ciudad de Buenos Aires (y sus errores históricos), demostrando cómo su Área Metropolitana ha ido ocupando una superficie cada vez mayor de terrenos bajos, cumpliendo un destino que parece inevitable. Brailovsky, ex Defensor del Pueblo especializado en medioambiente, habla de “loteos inescrupulosos” que derivan en “obras salvadoras”, cuya contribución a la solución de los problemas siempre es menor que la esperada.
–¿Cuál es el origen de las inundaciones en Buenos Aires?
–La historia de las inundaciones en la Ciudad es, en buena parte, la historia de su descenso. Garay la funda en 1580 en lo alto de la barranca que se ve al borde de Plaza de Mayo y Parque Lezama. Cuando crece, ocupa cantidad de sitios bajos: el Bajo Belgrano, el bajo de Palermo, la zona de inundación del Arroyo Maldonado, el Vega, lagunas y pantanos. De hecho, el Bajo Flores era un pantano. Sitios que, por razones de desarrollo urbano, empiezan a ocuparse, en lugares de mayor riesgo. Nosotros tenemos en nuestra cultura la ficción de que el desarrollo de la ciudad (las construcciones, el cemento, etcétera) termina haciendo desaparecer la naturaleza y, en verdad, la naturaleza sigue funcionando. Si escondemos un arroyo, sigue funcionando. Hay una dinámica de lluvias, de aguas subterráneas, de arroyos tapados, que cuando llueve, empieza a funcionar. Y por algún lado sale esa agua.
–Entre los acontecimientos históricos que hicieron a la Ciudad más proclive a las inundaciones, usted menciona la gestión de Antonio Crespo, a fines del siglo XIX.
–Ese intendente inaugura el negocio de la inundación ajena, autoriza los loteos en zonas inundables, en el arroyo Maldonado, para obreros de una fábrica de calzado, en una zona que nunca debió haber sido ocupada. Y se lo agradecemos poniéndole el nombre a ese barrio: Villa Crespo. La Ciudad baja, baja y baja, y se genera un mecanismo perverso: todo el mundo le echa la culpa al gobierno de turno, pero es un fenómeno que empezó hace más de un siglo. 
–¿Cómo opera en este contexto el sector inmobiliario?
–El que gobierna promete obras, y los empresarios del sector hacen negocios alternados. Primero, el negocio inmobiliario: meten gente en zonas inundables. Y después, el negocio de las obras, para salvar a todos. Y se da una paradoja: cada obra atenúa la inundación pero aumenta la cantidad de inundados, porque crea la sensación ficticia de seguridad. No se le puede decir a la gente: hicimos la obra y la ciudad se va a seguir inundando. Se le dice que va a ser la salvación “por toda la enternidad”, entonces va más gente. A la próxima lluvia grande, hay medio metro de lluvia, ya no un metro, pero hay más personas que la sufren. Luego, todo el mundo reclama nuevas obras. 
–¿Cuál debería ser el primer paso ante el problema?
–Asumirlo. Si lo asumiéramos, por lo menos podríamos empezar a trabajar sobre paliativos: que no haya garajes subterráneos o espacios habitables en sitios que se inundan. Para esto, el Código de Planeamiento Urbano tiene que decir algo. Existe un mapa de riesgo hídrico hecho por un grupo de profesionales con mucho detalle, y que no ha sido oficializado. Esa tendría que ser la herramienta para que uno sepa qué nivel de riesgo hídrico tiene la parcela de su casa, o de la casa que quiera comprar. 
–¿Y por qué no se oficializa?
–No es una prioridad para los políticos. Así como en otros temas ha habido diferencias profundas entre gestiones, en la actitud hacia las inmobiliarias hay una importante continuidad que consiste en proteger el boom inmobiliario. No hay que prometer que lo vamos a solucionar esta vez. Si uno acepta que el problema existe, en vez de cruzar las avenidas en botes, podemos poner puentes peatonales. 
–¿Cuál es el rol del propietario que vive en una zona inundable?
–Existe ahí una complicidad perversa. El propietario no quiere tanto que se le solucione el problema como que su propiedad no se desvalorice. Es una prioridad más económica que ambiental. Si el inmueble está en zona inundable, vale menos. En algún momento, la autoridad tiene que plantearse pagar el costo político de que cientos de miles de personas se enojen y decir la verdad. Ni el progresismo ni la derecha están dispuestos a eso. 
–¿Qué piensa de las obras en el Arroyo Maldonado? Macri anunció que el túnel corto estará listo en junio, con el que, según afirmó, ya no se inundaría Palermo.
–Esta obra es un buen ejemplo de continuidad, porque la empezó Ibarra y Macri la aceptó. Hay muchas dudas, y es demasiado cara en relación a los beneficios. Cuando algo está abajo, está abajo, y el agua baja. Es probable que ayude en alguna zona, pero pensarlo como solución defitiniva me parece excesivo. Me preocupa que, actualmente, la zona inundable de la cuenca del Maldonado tenga el doble de densidad poblacional que el promedio de la Ciudad. Es algo para revisar: no sigamos metiendo más gente en área de riesgo, después no podemos sacarla.
–¿Qué opina sobre la estrategia del entubado?
–Se entubó el Maldonado, como los otros, para mejorar la situación inmobiliaria, pero un entubado hace que el arroyo desagüe más lentamente. En una inundación, lo que uno necesita es que el exceso de agua se vaya rápido. El entubado aprisiona el agua: hay rozamiento con bordes, costados, columnas, con el techo y entonces tarda más en salir. El entubado empeoró las inundaciones.
–¿Y entonces qué hay que hacer?
–Lo mejor es dejar los arroyos a cielo abierto, y a la zona de inundación, parquizarla. Pero hoy estamos en una situación irreversible. Se supone que los espacios verdes ayudan a que el agua siga; en cambio existe la tendencia, desde hace 20 años, a eliminarlos o ampliar el espacio de cemento. Es más fácil mantener espacios con baldosas que algo que está vivo. Los gobiernos porteños no tuvieron en cuenta que la naturaleza posee mecanismos que funcionan adentro de la ciudad. En vez de reclamar a los gritos una solución definitiva, hay que preguntarse primero si existe y si podríamos pagarla. 
–En su investigación se nutre de los aportes de textos literarios.
–Existe una novela pionera de Bernardo Verbitsky, Villa Miseria también es América. Está ambientada en una villa miseria en una zona inundable del Arroyo Maldonado, poblada por gente a la que después echaron, para urbanizar. Pero es el mismo sitio donde se inundaban los villeros. En este momento, hay una zona muy crítica en las villas al borde del Riachuelo, que se largaron a construir. Todas estas situaciones son extraordinariamente complejas, y cada zona tiene sus problemas particulares. En El matadero, Esteban Echeverría describe una gran inundación ocurrida durante la primera mitad del siglo XIX, y dice que la Ciudad estaba rodeada de agua, no que el agua hubiera entrado, precisamente porque todavía no se habían ocupado las zonas más bajas. Por el estilo realista de la obra, Echeverría no inventó, efectivamente tiene que haber sido así. 
–¿Qué conclusiones saca de la lectura de los mapas de siglos pasados, que publica en su libro?
–Existen mapas de la Ciudad del siglo XVIII y XIX, donde se marcan las líneas topográficas, la barranca que separa del río, e indican el borde de la zona inundable del Riachuelo. Cuando se empieza a ocupar el bajo, la zona de Barracas y La Boca, que se inunda, esas líneas se borran. Hay más información en algunos mapas del siglo XVIII que en la guía común de calles de Buenos Aires. En los de antes dicen: este es el bajo, el alto, las barrancas, allá bajo se inunda. Ahora, en ninguna guía se lee eso.  
Anegamientos, cada vez más seguidos
Durante siete décadas, las grandes inundaciones en la Ciudad se produjeron con intervalos de 15 años, en promedio: en 1940, 1959, 1967, 1985 y 2011. Pero luego, esa recurrencia se incrementó.
Hubo tormentas y graves anegamientos de barrios en diciembre de 2002, marzo de 2005, febrero y octubre de 2006, marzo y octubre de 2007, noviembre de 2009 y dos en enero de 2010, los días 12 y 18.
En febrero del año pasado, hubo dos grandes inundaciones. El día 15, cayó un récord de 88,5 milímetros. Y el 19, el anegamiento de calles produjo dos muertes. Según Brailovsky, se pescaron sábalos en la Avenida Santa Fe.

Cintas verdes, carteles extraños

En Santa Rita empezaron una movida original que va directamente al tema de la densidad urbana, mientras en Barracas preguntan por un edificio muy grande con un cartel misterioso.
 Por Sergio Kiernan
nEste jueves, los vecinos de Santa Rita comenzaron una campaña por su barrio que demuestra que el debate urbano ya trascendió el tema del patrimonio. En ese barrio arrancaron una acción para simplemente impedir que se construyan edificios en altura, con lo que los porteños entraron en una etapa en que se discute nada menos que la densidad de nuestra ciudad.
Esta palabrita, generalmente usada en la dupla “densidad urbana”, indica la cantidad de gente que vive en una determinada superficie de la ciudad. El cálculo en una urbe tan pareja como Buenos Aires suele ser por manzana, pero en términos generales se habla de personas por acre o kilómetro cuadrado, dependiendo del país. En el planeta entero se asume como obvio que las ciudades son lugares de alta densidad, con los números bajando de los centros más poblados a los suburbios, a los pueblos, a los caseríos y al campo abierto.
Lo que no quiere decir que las ciudades sean lugares de densidad pareja. Toda urbe tiene zonas y zonas, con centros –más de uno– con grandes poblaciones en horario de trabajo y baja densidad de noche, con barrios dormitorio, con nudos de transporte que son una locura en hora pico y con áreas de casas bajas y livianas. Como se entera cualquiera, una cosa es Barrio Norte y otra es Belgrano R, lugares donde el sol se adivina o se ve en todo momento.
Como todo esto es obvio, el que lo ignora es inmediatamente sospechable de ser un vivo, no un tonto. Que es lo que piensan en Santa Rita, donde denuncian que hay “obras que destruyen a nuestro barrio de pasajes”. Santa Rita es un barrio entre Villa del Parque y Floresta que se vuelca a la avenida Nazca y a la avenida Alvarez Jonte. Es un lugar apacible, de casas bajas, nacido hace alguito más de un siglo con la novedad del tranvía. Lo que eran chacras se lotearon a algún peso “la vara de frente”, y así nació un barrio con nombre de capilla.
Su característica más memorable es su zona de pasajes que, como todos estos entramados, genera una isla de tránsito más lento y seguro, con pocos autos “de pasada” y apurados. Varios de los pasajes son de facto peatonales, para la felicidad del casi nulo tránsito. Pues a todo paraíso porteño le llega su fin por una simple razón: el Código Urbano que regula la construcción en Buenos Aires todavía se rige por la lógica de que más es mejor. Más demolición, construcción y negocio, más densidad urbana, con el dogma ideológico de que nuestra ciudad –la autónoma, la que queda dentro de la General Paz– estaría mejor si tuviera el doble de habitantes.
Este jueves, los vecinos autoconvocados lanzaron en Alvarez Jonte y Nazca una campaña pidiendo “Basta de edificios”. Sumaron además el pedido de una plaza –la más cercana queda a una larga, larga caminata de distancia– y el lúcido lema de “Mostremos que no es un problema individual, es un barrio que no se resigna a perder su identidad”. Para hacer fuerza, la idea fue repartir cintas verdes para colgar en las casas. La fuerza en cuestión es en apoyo al proyecto de rezonificación de los diputados porteños Eduardo Epzsteyn y Martín Hourest, y al amparo que presentaron ante la Justicia. La medida legal que buscan es inteligente y básica: que no se den más permisos de construcción, que se detengan las obras y demoliciones, hasta que se revea la zonificación del barrio.
Esto es, por supuesto, una medida perfectamente simple de imponer por decreto, si existiera la voluntad política. En un año electoral puede ser que hasta este gobierno porteño le preste atención.

POR BARRACAS

En el barrio que custodia nuestro mejor patrimonio edificado festejaron la primera lectura y votación de una ley que preserva un área importante por el simple trámite de rezonificarla. Como en Barracas ya aprendieron hace rato los bueyes con que se ara, siguen con los ojos abiertos y preguntando qué pasaba con un tema que arrancó ya el año pasado.
El vecino Ignacio Fusilier habló con el defensor adjunto del Pueblo porteño, Gerardo Gómez Coronado, sobre una obra algo misteriosa en la avenida Martín García al 700. Gómez Coronado inició la Actuación 5908/10, pidiendo información sobre el lugar. Resulta que sobre esa cuadra hay varios edificios en un amplio predio que cruza la manzana y tiene salidas sobre Gaspar Jovellanos y Uspallata. En el frente sobre Martín García hay un cartel que dice: “Av. Martín García 743/45/55/57, Jovellanos 151, Uspallata 822/28/32/34/54 - Demolición total y obra nueva - Expediente Nº 4210/2000”.
Como se ve, el expediente ya cumplió once años, lo que invita a la pregunta sobre qué fecha tendrán los planos registrados, si es que alguna vez se registraron. Como se sabe, los permisos de obra no son eternos, aunque la Ciudad, tan amiga de las demoliciones, raramente hace cumplir esta parte del Código Urbano.
Para ver si éste era el caso, Gómez Coronado envió el 9 de diciembre del año pasado un oficio a la Dirección General de Registro de Obras y Catastro para que informe si “se había autorizado la demolición y construcción de una obra nueva, así como la remisión de copia del plano registrado”. Curiosamente nadie le contestó, con lo que el defensor adjunto reiteró el pedido el 28 de febrero de este año.
Como tampoco le contestaron esta vez, lo que ya es una verdadera descortesía, Gómez Coronado acaba de reiterar el pedido al titular de la Dgroc, el arquitecto Guillermo García Fahler. Como para que el funcionario tenga en qué pensar, el defensor adjunto le recuerda que el 14 de abril se sancionó el cambio de zonificación del sector, que incluye el predio en cuestión, con lo que ahora se trata de un R2bI. Esta vez le agrega el pedido de que aclare si lo que dice el cartel es correcto o no.
¿Contestará García Fahler? ¿Habrá planos registrados? ¿Hará cumplir la Ciudad eso de que lo que se registra y no se hace, caduca? La saga continúa.

DESDE FLORESTA

El 18 de este mes, los vecinos de Floresta van a mostrar qué buena gente que son haciendo algo raro hoy en día. Según explicaron, van a dar las gracias a los que los ayudaron para lograr el APH que les permite tener con qué defender su patrimonio e identidad material. Lo harán con un diploma a entregar en una ceremonia en la Legislatura.

viernes, mayo 06, 2011

Un barrio en pie de guerra para preservarse de la fiebre inmobiliaria

Los vecinos de Santa Rita se movilizaron ayer por su barrio
06/05/2011 01:40
BAE - Nota - Sociedad - Pág.27

Villa Pueyrredón, un barrio próximo, es uno de los lugares más codiciados por los desarrolladores que, a falta de terrenos premium, apuestan a zonas de clase media.

El sol aún se cuela por las ventanas.
El barrio conserva sus casas bajas y sus 32 pasajes siguen tan verdes como angostos. Así es Villa Santa Rita. Al menos hasta hoy. Pero la sombra del boom inmobiliario, que ya explotó en otras zonas de la Ciudad, amenaza a los vecinos. Ante el avance de estas torres, muchos decidieron salir a la calle. Entre ellos, las 14 familias que viven en el pasaje Guillermo Granville, una peatonal de 100 metros de largo que, en pocos meses, quedará encajonada por dos edificios que crecen en la misma manzana.
Junto a Villa Pueyrredón y Boedo, Santa Rita es uno de los barrios donde posaron su mirada los inversores que apuestan a la clase media.
Según la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos, el costo de la tierra es, en estas zonas menos explotadas de la Ciudad, notablmente menor.
Si bien en los últimos años, la autorización para construir disminuyó en la Ciudad; un informe elaborado por el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UADE indica que la tendencia fue la concentración en unos pocos barrios. El vecino Villa Pueyrredón, es uno de ellos.
Los vecinos lo saben. O, según sus palabras, lo sufren. Lo ven cuando alzan su mirada al cielo y y lo escuchan, cuando las palas cavan los terrenos linderos. Por eso intentan frenarlo.
Su reclamo no sólo se multiplicó de boca en boca por el barrio, donde juntan firmas y cuelgan cintas verdes en sus puertas, como señal de oposición.
Llegó a la Legislatura, donde dos proyectos de ley intentan frenar el avance de las torres sobre la avenida Álvarez Jonte. Uno, de Eduardo Epszteyn de Diálogo por Buenos Aires, pide la rezonificación del área para que no se construya más de 12 metros de altura. El otro, del legislador Martín Hourest plantea otorgarle “protección patrimonial” a algunos de sus pasajes, entre ellos el Granville.
Es que el boom inmobiliario no es resultado de un plan de urbanización. “El barrio no tiene infraestructura para soportar este tipo de construcciones”, dice María Cabrejas. Esta vecina del pasaje que supo llamarse “La Puñalada”, también recuerda: “desde noviembre el agua de red no llega en forma suficiente a las casas y en verano, en los días de calor se corta la luz”.
Cuando la ciudad no era la que es, este tipo de construcciones estaban permitidas. Según el Código de Planeamiento Urbano, de 1977, la avenida Álvarez Jonte tiene la certificación C32, lo que significa que ese lugar es un centro comercial de barrio.
Pero por una modificación realizada en el 2000, la certificación pasó a tener FOT libre, esto es, que la altura permitida para construir está en función al ancho de la calle. Jonte permite construir edificios de ocho pisos, aunque limite con un pasaje que no permite más de cuatro.
El reclamo de los vecinos también llegó a la Justicia. El abogado Osvaldo Sidoli, quien también defendió a los habitantes de Caballito en casos similares, presentó un recurso de amparo para que se suspendan las obras hasta que la Legislatura estudie los proyectos de ley. El planteo está en el Juzgado Contencioso Administrativo porteño Nº 15, que aún no se expidió sobre el tema.
Mientras tanto, los vecinos siguen con la difusión. Se movilizan, como lo hicieron ayer por la tarde; reparten volantes y juntan firmas en la esquina de Jonte y Cuenca. Las adhesiones ya alcanzan las mil. “Granville es un pasaje peatonal de una sola cuadra, atravesado por largos canteros con palmeritas, limoneros, damas de noche o higueras, donde todavía podrá encontrar por las tardes niños corriendo una pelota.
No queremos perderlo”, sostienen grandes y chicos.

martes, abril 26, 2011

Las torres, como una Puñalada

En un barrio porteño donde predominan los pasajes y las casas bajas aparecen los emprendimientos inmobiliarios que amenazan con alterar su fisonomía. Los vecinos ya lograron que se presentara un proyecto en la Legislatura.

 Por Eduardo Videla
Las calles arboladas, los pasajes y las cortadas son algunas de las características que definen a Villa Santa Rita. Al menos hasta ahora. Porque esos lugares únicos, que le dan a ese pequeño barrio su perfil distintivo, están amenazados por la construcción de edificios en torre en una de sus avenidas. Por esa razón, los habitantes del barrio han comenzado a movilizarse y en la Legislatura ya hay un proyecto de ley que pretende ponerles límite a la altura de las edificaciones, como ya se hizo hace dos años en Villa Pueyrredón.
La luz de alerta se encendió en la esquina del pasaje Granville, uno de los pocos peatonales de la ciudad, que en algún momento también se conoció con el nombre de La Puñalada. Allí no se pueden edificar viviendas con más de nueve metros de altura. Más que una calle, Granville es una vereda ancha, engalanada con canteros y farolas en sus breves cien metros. Pero pese a ese privilegio, el pasaje tiene la mala fortuna de desembocar en la avenida Alvarez Jonte, donde sí se permiten construcciones de altura. Justamente en esa esquina es donde se está levantando un edificio que ya va por el cuarto piso y los vecinos no saben dónde va a terminar.
El negocio inmobiliario parece haber puesto sus ojos en Villa Santa Rita. A cincuenta metros de Granville, también sobre Alvarez Jonte, aparece otra Puñalada: un terreno, donde hasta hace poco funcionó un lavadero de autos, ha sido vendido y está cercado, listo para empezar la construcción, no de uno, sino de dos edificios, con cocheras y piletas de natación. Ese terreno corta la manzana en dos: tiene entrada por Jonte y salida por el pasaje Dantas, que corre paralelo a la avenida.
“Estos edificios nos van a quitar la luz del sol para siempre, tanto a la mañana como a la tarde. Además, el barrio no tiene infraestructura para soportar este tipo de construcciones: ya desde noviembre el agua de red no llega en forma suficiente a las casas”, lamenta María Cabrejas, vecina del pasaje Granville y una de las promotoras del reclamo.
El barrio Villa Santa Rita es una pequeña superficie delimitada por las avenida Alvarez Jonte y Gaona y las calles Miranda, Condarco y Joaquín V. González. Está entre Flores, Floresta y Villa del Parque. Su principal característica, además de sus casas bajas y veredas arboladas, es que más de la mitad de sus calles son pasajes o cortadas. Donde más se concentra este tipo de arterias es en el llamado barrio Nazca, que arranca en la avenida de ese nombre y Alvarez Jonte hacia el Oeste, unos setecientos metros, hasta la calle Concordia. Allí está el pasaje Granville y a doscientos metros de allí, El Tokio, uno de los bares notables de la ciudad, ubicado en la esquina de Jonte y el pasaje Tokio.
Otra de las características del barrio es que no cuenta con un solo espacio verde: apenas tiene una plazoleta en Juan B Justo y Terrada y otra en la misma avenida y Cuenca.
El proyecto para limitar la altura de las nuevas construcciones, presentado la semana pasada por el diputado Eduardo Epszteyn (Diálogo por Buenos Aires), advierte que el problema para la zona se generó con “una modificación del Código de Planeamiento Urbano en el año 2000” a partir del cual la zona “pasó a tener FOT (factor de ocupación del terreno) libre y altura máxima en función del ancho de la calle”. Con esa modificación, sostiene el proyecto en su argumentación, “la morfología (del barrio) se ve amenazada cada vez más por el desarrollo de proyectos inmobiliarios”.
La iniciativa en cuestión propone establecer un límite para las parcelas frentistas a la avenida Alvarez Jonte, entre Concordia y Argerich. Allí, si se aprueba la norma, no se podría construir en alturas mayores a los 12 metros.
Una medida similar habían logrado los vecinos de Villa Pueyrredón cuando, después de movilizaciones y reclamos en la Legislatura, consiguieron que se aprobara un proyecto para que las construcciones en un tramo de la avenida Salvador María del Carril, entre Campana y Constituyentes, y en la calle La Pampa, entre Burela y Constituyentes. Allí el panorama era similar: junto a esas avenidas había pasajes y manzanas más chicas, con casas bajas, que se veían muy perjudicadas con las construcciones de edificios de siete u ocho pisos.
Ahora, los vecinos de Villa Santa Rita comenzaron a recorrer un camino similar. El miércoles pasado instalaron una mesa para juntar firmas en Alvarez Jonte y Cuenca, crearon el vecinosde granville.blogspot.com y ya lograron presentar un proyecto en la Legislatura. Y prometen seguir batallando hasta que la iniciativa tenga tratamiento y aprobación.

martes, abril 19, 2011

Reproducimos envio de Defender La Plata. Adherimos

LOS VECINOS REPUDIAMOS LAS AMENAZAS, NOS SOLIDARIZAMOS CON LAS ONGs Y CONVOCAMOS AL DIALOGO.

de Defendamos La Plata, el Martes, 19 de abril de 2011 a las 21:25
La asamblea de vecinos Defendamos la ciudad de La Plata manifesta su más enérgico repudio ante las amenazas e intimidaciones que han sufrido miembros de las Organizaciones no Gubernamentales que intervienen en juicio en defensa del Bosque de la ciudad.

Esta asamblea está convencida de que la participación ciudadana es el fundamento de una democracia completa y es imprescindible para el perfeccionamiento continuo de las instituciones democráticas y las relaciones entre los hombres libres.

La amenaza a un integrante de nuestra comunidad es una amenaza a toda la comunidad en su conjunto. Esta asamblea se solidariza con los ciudadanos que movidos por una vocación desinteresada y generosa desean preservar el bien común para todos los platenses. Ningún interés particular puede estar sobre el bien común.

Quienes se amparan en la sombra, quienes desde la patota apremian, deberán tomar conciencia de que están hablando por sus actos, y de que la fuerza y la violencia nunca hacen la razón, y que los apremios y amenazas son intolerables en un estado de derecho.

Este Municipio ha arrancado nuestros árboles, ha devastado nuestros rasgos arquitectónicos fundacionales, ha construido sobre nuestras plazas, ha abandonado nuestros monumentos y nos ha contaminado sin contemplar ni interesarse por los reclamos de los vecinos antes, durante y después.
Ahora, debe garantizar nuestra palabra.

Demandamos y exigimos al Estado Municipal y al Estado Provincial la protección de nuestros vecinos, que ejercen su derecho a la libre opinión. Hacemos responsables al Estado Municipal y al Estado Provincial por su integridad física y la de sus familias, y reclamamos las garantías que una democracia en estado de derecho les debe a sus ciudadanos.

Desde este espacio, convocamos a la reflexión y al diálogo respetuoso en pos del bien común y el interés general.


viernes, abril 15, 2011

Amparo Radio Derrumbe Palermo

Proto Comuna Caballito
                                  Hechos. No palabras.

Amig@s:   
             Se aproximan semanas de definiciones en nuestro reclamo por lograr el cumplimiento del Decreto 220/07 (VINCULO AL DECRETO 220/07 QUE ACEPTA COLAPSO. INCUMPLIDO POR MACRI ). Luego de cuatro meses de faltas de respuestas a la Justicia e intentos de empantanar el tramite del amparo por parte del Gobierno de la Ciudad la Jueza Karina Cicero (J14CAyTCABA) fue fallando en cada una de las situaciones a nuestro favor y en las próximos días deberá expedirse sobre la cautelar solicitada por  Proto Comuna Caballito que consiste en impedir el Ejecutivo de la Ciudad el entregar permisos y finales de obra para construcciones de mas de tres pisos en los barrios de Villa Urquiza, VillaPueyrredon, Palermo, Coghlan y Caballito hasta que se realicen las obra comprometidas en el informe de AySA de enero de 2007 (VINCULO AL INFORME DE AYSA QUE COMPRUEBA EL COLAPSO).
             Asimismo los invitamos a escuchar  a Gustavo Desplats el domingo 17 en el programa de Lorena Guglielminotti de 16 a 18 hs, Informe 1070, que se emite por Radio El Mundo (am1070). La ciudad de Buenos Aires, sus problemas y necesidades serán las temáticas del encuentro.
             Por ultimo les comentamos que en la pasada semana la Ciudad de Buenos Aires sufrió un nuevo derrumbe, esta vez en el barrio de Palermo, siguiendo este vínculo tendrán más información  http://protocomunacaballito.blogspot.com/2011/04/derrumbe-en-una-obra-en-construccion-en.html .

Antecedentes
            Desde hace más de 4 años se confirmó mediante un estudio técnico de AYSA VINCULO AL INFORME DE AYSA QUE COMPRUEBA EL COLAPSO la crítica situación tanto de la red de provisión de aguas como la de saneamiento cloacal de los barrios de Villa Urquiza, Villa Pueyrredon, Caballito, Palermo y Coghlan.
            La Ciudad emitió el Decreto 220/07 VINCULO AL DECRETO 220/07 QUE ACEPTA COLAPSO. INCUMPLIDO POR MACRI comprometiendo millonarias inversionesque nunca fueron realizadas. Poniendo en riesgo a  nuestras familias y propiedades en beneficio de la especulación. Construcciones por más de 2.000.000 de m2 se habilitaron en estos 5  barrios después de conocer la dramática situación de las infraestructuras. VINCULO AL CONVENIO ENTRE LA CIUDAD Y AYSA PARA LA REALIZACION DE 320 KM DE CAÑERIAS. NUNCA CUMPLIDO.

            L@s saludo fraternalmente.


       Lic. Gustavo Maria Desplats      
          Proto Comuna Caballito                 
 





                                                                    


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                                                                                    OTRA BUENOS AIRES ES POSIBLE

jueves, abril 14, 2011

Tres obreros resultaron heridos por otro derrumbe en Palermo


En una construcción, en Lafinur al 3000, se desmoronó una medianera. Según la Agencia de Control porteña la obra tenía “todos los papeles en regla”. En lo que va de 2011, la UOCRA ya denunció 200 irregularidades en demoliciones.
 
Un nuevo derrumbe ocurrido en la mañana de ayer en la Ciudad de Buenos Aires dejó como saldo tres obreros heridos, tras caerles encima una medianera de la obra en la que trabajaban. Con este hecho, ya suman al menos seis los muertos y 25 los heridos por derrumbes en los últimos ocho meses. En tanto, desde la UOCRA denunciaron irregularidades en 200 obras de demolición y excavación, y la Asociación de Verificadores de Obras alertó sobre un “abandono” del gobierno porteño en los controles. El accidente ocurrió a las 10, en Lafinur al 3000, en el barrio de Palermo. “Era una construcción pronosticada para diez pisos, la losa estaba nada más que en planta baja, los obreros estaban en el primero, y cuando iban a cavar para sacar la antigua medianera, se les cayó encima una pared de unos  seis metros por tres”, contó a Tiempo Argentino el comisario de la 53ª, Alejandro Gemino.
Dos de los heridos, de 25 y 28 años, fueron rescatados de debajo de los escombros y trasladados al Hospital Fernández con politraumatismos diversos. El tercero alcanzó a saltar cuando vio que la pared caía, y sufrió heridas leves. Según el encargado de la obra, Gastón Castiglione, no hubo negligencia, aunque dijo haber descubierto recién ayer que “la medianera, que según los planos era una pared de 30 centímetros, tenía en realidad dos láminas de 15”.
Fuentes de la investigación señalaron que “se veía que la pared no estaba apuntalada”. Castiglione, que estuvo demorado en la Comisaría 53 y luego fue liberado por orden del juzgado, agregó que este tipo de “contingencias” son posibles cuando uno empieza a “meterle mano” a una obra, y aseguró que para los edificios linderos “no hay ningún tipo de riesgo”. La Agencia Gubernamental de Control (AGC) coincidió con las declaraciones del constructor y ratificó que todos los papeles estaban en regla. “Puede haberse debido a un accidente en la construcción. Tenían realizados todos los controles, y las denuncias que se habían hecho en su momento ya habían sido supervisadas. Constatamos que tenían todos los documentos presentados y aprobados”, indicaron a Tiempo desde el área.
En octubre del año pasado, la UOCRA había denunciado ante la Dirección General de Protección del Trabajo porteña una obra en Lafinur 3060, por incumplimiento en mantenimiento y seguridad. “La UOCRA, como sindicato, no tiene poder de policía laboral ni puede hacer peritajes. En este caso, parece haber habido un defecto estructural en la medianera que los responsables de la obra no detectaron al iniciar el trabajo, ni tampoco los inspectores, aunque lo más probable es que no hayan ido”, indicaron. En 2011, el sindicato ya denunció 200 obras  de demolición con irregularidades.
La Dirección General de Protección del Trabajo de la Ciudad ya recibió un pedido de informes hace diez días por parte de los diputados Marcelo Parrilli y Laura García Tuñón (Movimiento Proyecto Sur). Parrilli aseguró que “hay graves irregularidades en las actas de inspección de obras, cuya entrega a los inspectores y su devolución carecen de un control riguroso. De julio a diciembre de 2010, se distribuyeron 8500 actas, pero no se registra devolución de 4200. Es decir, o no se hicieron, o esas actas se utilizaron para coimas. Como todos sabemos, cuando la corrupción destruye los controles, las obras se vuelven trampas mortales.”
Lilian Rodríguez, presidenta de la Asociación de Peritos Verificadores de Obras, reclamó la reglamentación de la Ley 3562, sancionada el año pasado, para inspeccionar las etapas de excavación y demolición, y denunció el “abandono” del gobierno porteño “con respecto al tema controles, que es atroz, en habilitaciones, ascensores y obras, al punto que estamos pensando hacer una presentación en Tribunales contra el jefe de gobierno por incumplimiento de deberes de funcionario público”. Su entidad eleva al Ejecutivo los informes de las verificaciones que realizan. La arquitecta remarcó: “Desoyen nuestros informes. Hay locales con irregularidades que siguen abiertos, obras que figuran como en inicio que ya están habitadas.” La Asociación presentó un proyecto de ley para crear el cuerpo de profesionales verificadores, vinculante a los expedientes, donde se pide que los sorteos sean públicos. “El número de verificadores cada día es menor, no se les paga hace año y medio, y son designados a dedo. Todo es muy raro”, concluyó Rodríguez

Otro derrumbe en la ciudad

El hecho ocurrió a las 10 de la mañana en la obra de Lafinur 3060. La medianera existente, aparentemente mal construida, cayó sobre los obreros que estaban picando la pared. El responsable de la obra estuvo demorado.

 Por Emilio Ruchansky
Tres jóvenes albañiles de nacionalidad paraguaya sufrieron ayer politraumatismos luego de que se derrumbara una pared medianera, en una obra en construcción en el barrio porteño de Palermo. Todos permanecerán internados y en observación, aunque se encuentran fuera de peligro. La obra, un edificio sobre la calle Lafinur al 3060, fue clausurada preventivamente “hasta tanto se encuentren restablecidas las condiciones”, según indica la faja puesta por la Dirección General de Fiscalización y Control de Obras de la ciudad. Los vecinos describieron el estruendo como “una explosión” seguida de una cortina de polvo. “Por suerte, los otros compañeros se apuraron a sacarlos de los escombros, podría haber sido un desastre”, dijeron a este diario fuentes de la comisaría 53.
El hecho ocurrió alrededor de las 10, cuando se derrumbó una pared lindera a un patio del edificio vecino. Los tres albañiles, uno de 22 años y los otros dos de 25, fueron contratados por la empresa RG Roitenberg Asociados y se encontraban en el primer piso de la construcción picando la medianera sobre los andamios. Según las versión policial, los ladrillos de la pared eran huecos y no macizos como corresponde y estaban dispuestos en dos hileras de 15 centímetros en lugar de formar un bloque de 30. La primera fila de ladrillos huecos fue la que se desplomó, mientras que la otra no resultó afectada.
Esta descripción fue corroborada por el encargado de la ejecución estructural de la obra, Gastón Castiglione: “Según los planos era una pared de 30 centímetros, pero en realidad había dos láminas de 15, y cuando empezó la vibración, la que estaba del lado de los obreros se empezó a derrumbar”. Castiglione quedó demorado durante unas horas en la comisaría 53, pero luego quedó en libertad.
El muro caído mide aproximadamente 15 metros de largo por 6 de alto y enterró a dos de los tres albañiles, mientras el tercero pudo tirarse a tiempo desde el andamio.
“Estaban picando la pared para poner las vigas y montar el siguiente piso del edificio. Como había otros albañiles en ese momento, cuando ocurrió el derrumbe, ellos desenterraron a los que quedaron atrapados. Estaban muy asustados. Les pedimos a los demás que no los movieran hasta que lleguen las ambulancias”, contaron dos oficiales de la policía. Del operativo de rescate participaron la Policía Federal, la Metropolitana y los bomberos.
Dos de los albañiles fueron derivados al Hospital Fernández y el otro, al Rivadavia, donde se les tomaron las radiografías y tomografías para determinar su estado de salud. Mientras tanto, al lugar acudieron agentes, funcionarios del área de riesgos laborales del Ministerio de Trabajo de la Nación, para determinar las condiciones técnicas y legales en las que se encontraban los 14 obreros.
“Tenían cascos y guantes, pero no mucho más que eso”, dijo una fuente de la comisaría 53, donde quedaron secuestrados los planos de la obra. Ocho compañeros de los tres heridos declararon ayer y se espera que los tres heridos hagan lo mismo hoy, si se les da el alta médica. La causa es instruida por Luis Schelgel, del Juzgado Nacional Correccional 11, en tanto que el fiscal designado es Carlos Gamallo.
Según relató Catalina Vitace, encargada del edificio de Lafinur 3080, el lugar donde se construye el edificio de unos diez pisos era la casa de un militar y fue vendida hace cuatro años. “Se sintió una explosión grande y mucha gente salió corriendo a la calle porque pensaron que se venía todo abajo”, comentó la mujer. Relató que ya hubo otro accidente en esa obra: “A otro de estos chicos se le cayó un andamio sobre la pierna y lo tuvieron que llevar en una ambulancia”.
Para Castiglione, encargado de la obra, el derrumbe fue solo “una contingencia”. Desde la Agencia Gubernamental de Control del gobierno porteño aseguraron que la obra estaba en regla y que el derrumbe “fue producto de un error de previsión de los responsables de la obra”.

Obras con inspectores fantasma

 Por Eduardo Videla
El inspector de Seguridad del Trabajo del gobierno porteño que en octubre del año pasado verificó el edifico de Lafinur 3060, donde ayer se registró un derrumbe, no estaba ni está registrado en la lista de agentes de esa área, que se publica en el sitio web de la Ciudad. La denuncia la hizo ayer el diputado Marcelo Parrilli (MST/Proyecto Sur), quien días atrás había presentado un pedido de informes sobre diferentes irregularidades detectadas en el área, como que sobre un total de 8500 actas retiradas por inspectores en el lapso de cinco meses, unas 4200 no fueron devueltas. “Es decir que esas 4200 inspecciones no se hicieron o esas actas se retuvieron para cobrar coimas”, dijo Parrilli a Página/12.
El inspector Gustavo Guarin, de la Dirección General de Protección del Trabajo, concurrió a la obra de la calle Lafinur el 13 de octubre del año pasado. Lo hizo tras dos denuncias de la Uocra, el gremio de la construcción, una por falta de arneses y la otra por ausencia de matafuegos, entre otras falencias. Las denuncias fueron realizadas el 17 de septiembre y el 7 de octubre, pero el inspector recién acudió 26 días después de la primera.
Pero lo que llamó la atención en el despacho de Parrilli es que el inspector Guarin no figura en la lista de verificadores que, con el fin de transparentar los procedimientos y evitar la acción de falsos inspectores, publica en su página web el Ministerio de Desarrollo Económico. Trabajadores del área consultados por Página/12 aseguran que tal ausencia obedecería a que el inspector, de nacionalidad colombiana, si bien tiene diploma de arquitecto, no tendría las incumbencias necesarias en materia de Seguridad del Trabajo.
Esa irregularidad ya había sido detectada por Parrilli, cuanto tuvo acceso a un “libro de control de la entrega y devolución de actas de inspección”, donde figuran las actas que retiran los inspectores, en blanco, y las que devuelven con las infracciones labradas. Esas fojas, que llevan un registro desde el 27 de julio de 2010 hasta el último días de ese año, tienen un sello de la Unidad de Auditoría Interna del ministerio. Allí se puede ver que sobre 8500 actas distribuidas, “en 4200 casos no hay constancias de que hayan sido devueltas”, es decir, que durante meses quedaron en poder de los inspectores. Casi la mitad.
También resultó curioso, para el legislador, que varios de los inspectores que aparecen en ese listado retirando actas en blanco, no figuran en la lista que publica el organismo en su sitio oficial. Entre ellos, el propio Guarin.
Según los datos que publica en LinkedIn, Guarin es arquitecto graduado en la Universidad La Gran Colombia, en Bogotá. Ingresó a la gestión macrista como asesor del Ministerio de Desarrollo Económico en el área de Políticas y Desarrollo del Espacio Público en agosto de 2008.
La Dirección de Protección del Trabajo está a cargo de Héctor Aguirre, quien cuando ocurrió el derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza era coordinador de inspectores en obras. En esa ocasión también hubo una inspección tardía, tras una denuncia de la Uocra, y el inspector, días antes del derrumbe, no detectó ninguna irregularidad. “Pese a eso, Aguirre fue premiado con un ascenso”, dijo Parrilli.

miércoles, abril 13, 2011

Derrumbe en una obra en construcción en Palermo: cayó una pared y hay tres obreros heridos




En ocho meses, sólo por causa de derrumbes se registraron en la ciudad de Buenos Aires al menos 6 muertos y 25 heridos entre obreros y vecinos, en cinco edificios en construcción o linderos a obras en curso.

"No sabemos qué es lo que falló, pero algo falló" dijo a Télam hoy un vecino desde la vereda de enfrente de Lafinour 3053, mientras mostraba una fotografía del derrumbe en la obra, cuya construcción comenzó hace dos meses.

La foto, tomada desde el último piso de su casa, muestra una pared de ladrillos huecos desplomada en el lugar donde trabajaban catorce obreros de la empresa RG Roitenberg Asociados.

Tres de esos hombres sufrieron los cascotazos y uno, el más joven, se tiró del andamio para evitar los golpes, pero el salto también le provocó lesiones, informó a Télam el comisario de la seccional 53, Alejandro Gemino.

El derrumbe ocurrió a las 10 y, en un principio, generó alarma entre los vecinos más próximos al edificio, debido al estruendo y a los gritos de los obreros que se encontraban en el lugar, al que acudieron dos ambulancias del SAME, una dotación de bomberos y patrulleros de la Policía Federal y la Metropolitana.

El encargado de la ejecución estructural de la obra, Gastón Castiglione, dijo a C5N que se "trató de una contingencia" y que este tipo de cosas pueden pasar cuando uno "mete mano" a una obra, como en este caso.

El responsable de la edificación sostuvo que "el derrumbe se produjo al encontrar que la medianera, en vez de ser un placa de 30 centímetros, eran dos láminas de 15" y descartó que haya ocurrido por "negligencia".

Desde Protocomuna Caballito y Red Verde, organizaciones vecinales que trabajan en temas ambientales de la ciudad, Gustavo Desplats dijo a Télam que "el modelo constructivo del gobierno porteño busca, a cualquier precio, maximizar la rentabilidad de los emprendimientos bajando costos y, por ende, poniendo en riesgo - principalmente- la vida de los obreros de la construcción".

Esta vez, el desplome de una medianera causó politraumatismos a tres hombres de 24, 40 y 30 años, quienes fueron trasladados a los hospitales Fernández y Rivadavia para su atención.

"Un derrumbe no es una contingencia posible si se hacen las cosas bien", señaló Desplats.

También apuntó que "existe un decreto (el 220/07) que obliga a cumplir con una serie de requisitos para dar el final de obra y que, de cumplirse, no hubiera ocurrido la tragedia del gimnasio de Villa Urquiza, por ejemplo, donde el año pasado murieron tres jóvenes".

En ese caso, el derrumbe afectó el gimnasio de la calle Mendoza 5030, donde murieron tres personas que estaban entrenando, y se debió a una profunda excavación en el terreno lindero.

Un mes después, dos jóvenes de 20 y 21 años murieron y otras 25 personas sufrieron heridas al caer un entrepiso de un salón de fiestas en Scalabrini Ortiz 1638, también en Palermo.

En enero de 2011 murió un obrero en la obra de Lacarra y Riestra (Villa Soldati), al quedar atrapado en una zanja que se desmoronó por las vibraciones de un tractor que operaba en el lugar.

Y el 12 de febrero último, una grúa de 35 metros de alto y 60 toneladas de peso cayó sobre cuatro edificios y causó serios daños a varias propiedades, pero no se registraron víctimas.