Se llama Gustavo Desplats y apareció en los medios por liderar un movimiento vecinal contra la construcción indiscriminada de torres que derivó en la asociación Proto Comuna Caballito, que hoy lidera.
Tras el trágico derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza, Desplats vuelve a apuntar contra los usos y costumbres de la construcción en la Ciudad: "Es la crónica de un desastre anunciado", resume en diálogo con ámbito.com.
Según explica, "ahora la primera inspección se realiza cuando se termina la primer losa del techo o la planta baja", por lo que sería esencial "incorporar una etapa de inspección en la etapa del pozo, porque es allí donde existe el mayor potencial de riesgo para obreros y vecinos".
Se inclina por el método de "submuramiento", esto es "hacer un muro hasta la altura donde se va a hacer el pozo. Se incorporan vigas de metal sobre el muro del vecino y se rellena con cemento y hierro. Se usaba hace 2.500 años".
Sugiere que con ello se podría haber evitado el derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza lindero al edificio en construcción, el punto es cuestión es que demora entre dos y tres semanas. La retroexcavadora es veloz y efectiva y realiza el trabajo en dos días "pero hay que rezar para que no llueva o se cometa algún error".
Desplats asegura que recibe denuncias "todos los días" de vecinos que sufren otro tipo de inconvenientes, como no poder cerrar las puertas o sufrir la aparición de grietas en las paredes o las medianeras y propone la creación de un ente de control "conformado por las distintas cámaras, el sindicato, y también los vecinos".
"Ojalá que no suceda más, pero la realidad es que hay cinco o seis demoliciones clandestinas por día" advierte, un escenario al que califica como el "descontrol generalizado en el sector de la construcción".
Algunas de las cuestiones que surgirán este martes a las 19, cuando tenga lugar la marcha convocada por asociaciones vecinales de Villa Urquiza, en la esquina de las calles Olazábal y Triunvirato.
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