DESGRABADO – CRUDO de la "casi" licenciada en Ciencias de la Comunicacion (UBA) Eugenia Silvera Basallo a Gustavo Desplats.
Las condiciones para el problema que vive ahora caballito y seis o siete barrios más de la ciudad de Buenos Aires, once quizás, empiezan con la modificación del Código de Planeamiento Urbano del año 2000 que debía ser una revisión y adecuación de las normas pero que en realidad además también incluyó la modificación de las alturas máximas permitidas en lugares de numerosos barrios porteños que hasta ese momento se podían construir no más de tres pisos. Esas zonas fueron rezonificadas como residenciales de alta densidad permitiendo 10 pisos en las calles y 14, 16 pisos en las avenidas. Esa modificación junto con la modificación de la Ley de Impacto Ambiental fueron realizadas el mismo día por la legislatura de la ciudad, una es la Ley 449 y otra -si no me equivoco- es la 453 o 454 que es la modificación de la Ley 123 que era la Ley de Impacto Ambiental. La modificación del Código permitió mayores alturas, la modificación de la Ley de Impacto Ambiental, la ley originaria, la 123 marcaba que había cuestiones que están prohibidas de hacer en la ciudad de Buenos Aires, cuestiones de alto impacto, cuestiones de mediano impacto y cuestiones de bajo impacto. Lo que pasó es que las de bajo impacto desaparecieron y quedaron solamente las prohibidas, las de alto y las de medio. Dentro de las de bajo impacto estaba la construcción. También desde el ejecutivo se multiplicó por 5 la cantidad de metros cuadrados a partir de los cuales se realizaban estudios de impacto ambiental sobre la construcción. O sea, una cosa es el impacto ambiental que provoca la construcción, la incidencia sobre los servicios, sobre las vacantes escolares, sobre el estacionamiento que fue lo que se quitó de la ley, eso no se estudiaba más ni se analizaba más y, por otro lado, se subió de 2 mil a 10 mil metros el umbral a partir del cual se estudia el impacto que ocasiona la construcción de la obra, o sea, la entrada y salida de camiones, los ruidos, etc.
Todo eso fue provocado por un fuerte lobby, una fuerte presión de las cámaras que agrupa a los constructores, a los ingenieros que, digamos, con la excusa de que no iba a haber más construcción en la ciudad, hay que recordar donde estábamos: el año 2000, hacía más o menos 4 años, 48 meses seguidos de recesión, poca actividad económica, hay que pensar que en el año 2002, por ejemplo, se construyeron, se permisaron en la ciudad de Buenos Aires 250 mil metros cuadrados. Entonces, se realizaron todas estas modificaciones pero indudablemente no estaban las condiciones objetivas para que eso causara algún tipo de impacto. Después de la devaluación hubo una circunstancia, una de las pocas salidas que tenía el corralón era justamente comprar propiedades. Las propiedades después de la devaluación -durante menos de un mes digamos- también sufrieron la devaluación pero pasado el mes de ella habían recuperado el precio en dólares que tenían antes de la devaluación, o sea que habían aumentado un montón el precio porque obviamente una propiedad seguía valiendo la misma cantidad de dólares mientras la gente había reducido su sueldo a un tercio. Pero como era la única salida que había del corralón mucha gente que tenía plazos fijos y dinero depositados compraba propiedades y al calentar o incrementar la demanda se consolidaban los precios en dólares de antes de la devaluación. Pasado eso, consolidados los precios en dólares, a partir del año 2003 empezó a haber un repunte de la actividad de la construcción con un modelo constructivo muy diferente del que había existido en la ciudad de Buenos Aires históricamente. O sea, la ciudad de Buenos Aires, si bien con una preponderancia en el eje norte, en el eje Libertador, en el eje Santa Fe, en el eje Córdoba y en el eje central Rivadavia, sobre el sur crecía en todos sus barrios, en los 46 barrios que había en ese momento. Obviamente no crecía ni lo mismo ni con la misma calidad constructiva, o sea, no es lo mismo lo que se construía en Recoleta que lo que se construía en Mataderos. Pero se construía en todas partes.
Este nuevo modelo que impera desde el año 2003 se basa en que el 80 por ciento de todo lo que se construye en la ciudad de Buenos Aires se construye en 11 barrios que son Palermo, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Coghlan, Caballito, Flores, Almagro, Barracas, Villa del Parque, Puerto Madero y me estoy olvidando un barrio que no me acuerdo cuál es.
Eso todavía es más grave porque Caballito, Palermo, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón y Coghlan concentran aproximadamente el 40 por ciento de todo lo que se construyó en los últimos 8 años en la ciudad de Buenos Aires. Volviendo al 80/20 lo que también muestra que habiendo 47 barrios -por la inclusión de Puerto Madero hace 10 años atrás- hay 36 barrios de la ciudad de Buenos Aires y que se reparten mal ese 20 por ciento que queda, habiendo barrios como Parque avellaneda, Villa Soldati, Villa Riachuelo, Mataderos y Lugano que prácticamente no tienen construcción. Para dar un ejemplo de esto, tomando en cuenta el promedio el crecimiento de Caballito en los últimos 8 años y el promedio de crecimiento de estos otros barrios en ocho años, se tardarían 36 años para construir en Mataderos lo que se construye en un año en Caballito, se tardaría 50 años para construir en Villa Soldati lo que construye en un año en Caballito, se tardaría 55 años para construir en Parque Avellaneda lo que se construye en un año en Caballito. Es una diferencia atroz. Por ejemplo, Caballito tiene algunos emprendimientos como las Torres Dos Plazas o las Torres Caballito Nuevo que cada una de ellas tiene 55 mil metros cuadrados. Si uno suma lo que se construye en Villa Riachuelo, Soldati, Parque Avellaneda, Mataderos y Lugano no llega a ese 55 mil. La suma de todos los permisados en esos 5 barrios en todo un año no llega a lo que es un edificio de Caballito, uno de los centenares que están construyendo en Caballito. Entonces, el primer tema es este: ha habido una modificación muy importante en el modelo de qué y cómo se construye en la ciudad de Buenos Aires. Te expliqué el cómo, falta el qué, también, que es muy importante porque ahí también hubo una gran modificación de los parámetros históricos porque el 50 por ciento de lo que se construye en la ciudad de Buenos Aires, perdón, el 40 por ciento, es vivienda Premium, o sea, vivienda para gente rica; después tenés un 20 por ciento que es vivienda suntuosa, que es para clase media alta, 20 por ciento lujosa, después tenés un 20 por ciento que es vivienda estándar, que es digamos para clase media y después quedaría la vivienda sencilla y la vivienda social: de esas no hay, o sea, el año pasado creo que se hicieron 700 viviendas sociales o algo por el estilo. Hubo un año con 350 viviendas sociales. Y uno dice, sí, pero claro, estamos en una ciudad rica entonces está bien que esto ocurra, está bien, es verdad, la ciudad de Buenos Aires es una ciudad rica pero también es la ciudad más desigual que tiene la Argentina porque hay que pensar que entre los que viven en villas, en asentamientos, en casas tomadas, o deambulan por la calle es el 20 por ciento de la población de Buenos Aires, unas 600 mil personas. Y hay otro 20 por ciento que son personas de clase media baja y de clase media que alquilan, o sea, en realidad hay un 40 por ciento, 4 de cada 10 personas que uno ve caminando por la calle que tienen necesidad de vivienda social o de vivienda económica y ninguna de esas personas ha sido inmiscuida, ha tenido algún tipo de participación en este modelo constructivo de los últimos ocho años porque como marcaba antes está mayoritariamente orientado a los muy ricos, a los ricos y a la parte alta de la clase media. Entonces nosotros planteamos que este modelo no solamente concentra un gran problema por los problemas de servicios, de concentración de personas y de densidad de personas en algunos barrios y, por otro lado, causa problemas como la falta de todo tipo de inversión en otros barrios, sino que realmente es la inversa de lo que la ciudad y los vecinos de la ciudad de Buenos Aires necesitarían para poder solucionar los problemas de la ciudad de Buenos Aires. Hay que entender que en la Constitución del año 96 de la Ciudad de Buenos Aires el primer requerimiento que hace la Carta Magna a los gobernantes de la ciudad es que trabajen en la búsqueda de disminuir las asimetrías entre el norte y centro desarrollado y el sur subdesarrollado, abandonado, olvidado, sin inversiones, que tiene nuestra ciudad. Y, lamentablemente, este modelo constructivo de los últimos ocho años lo que ha hecho es incrementar hasta maneras nunca pensadas esas asimetrías que tenía la ciudad de Buenos Aires.
Entonces, volviendo al eje de la pregunta, en realidad Proto Comuna Caballito no surgió como una respuesta a las construcciones, como si han surgido otras organizaciones tanto en nuestro barrio como en otros barrios; ya existíamos desde marzo del año 2003 como Proto Comuna Caballito pero también Proto Comuna es una nueva forma, más amplia y general de la asociación vecinos de Caballito Norte que nosotros fundamos en el año 1998. Del 98 a fines del 2002 trabajamos todos dentro de esa organización y a comienzos del 2003 decidimos empezar a trabajar también sin abandonar la Asociación ecinos de Caballito Norte en una organización que por su nombre sea más amplia, que intente, que busque tratar de trabajar para todos los vecinos de Caballito y no solamente para los de Caballito Norte. El motivo por el cual se constituye la organización es lograr la sanción de la Ley de Comunas y el de difundir entre los vecinos de Caballito, en particular, y de la ciudad de Buenos Aires, en general, las ventajas de los procesos, mecanismos y herramientas de participación ciudadana que están en la Constitución del año 96 y, especialmente, del proceso de comunas. Ese era nuestro objetivo, después tuvimos que buscar qué política tomábamos para lograr ese objetivo. Entonces, decidimos que si nosotros nos parábamos en Acoyte y Rivadavia a decir: “aguanten las comunas, las comunas es lo mejor que puede pasar”, capaz que no lográbamos nuestro objetivo, entonces lo que decidimos fue tratar de buscar cuáles eran los problemas de la mayoría de los vecinos, los problemas más generales, sobre todo en el área de medio ambiente, patrimonio, de planeamiento urbano que son los temas que nos interesan a nosotros y con el cual tenemos algún tipo mediano de conocimiento. Y a partir de representar esta problemática -ya con una relación más cercana con los vecinos- mostrar de qué manera las herramientas de participación podrían solucionar -o podrían dar una mejor solución en caso de ser implementadas- a estas problemáticas con las cuales estábamos trabajando. (…)
En el año 2006 empezamos a adelantar un tema que nosotros teníamos pensado, que era una modificación del Código de Planeamiento Urbano, bajando las alturas del barrio de Caballito pero la realidad en el 2006 nos desbordó y empezamos a trabajar la temática del crecimiento desordenado, abrumador, fuera de todo control en la ciudad de Buenos Aires. Un modelo constructivo que se ve que si bien empezó en el 2003, se profundizó en el 2006 pero que, digamos, con la llegada del señor ingeniero Macri como Jefe de Gobierno ha tomado un impulso marcado sobre todo con un relajamiento de la capacidad de control del gobierno de la ciudad, relajamiento que uno puede notar fácilmente dejando de ver cada una de estas problemáticas -caídas, derrumbes de grúas, roturas de caños de gas, caídas de medianeras de vecinos, derrumbes de edificios- como hechos aislados y empezar a entenderlos como partes emergentes de una política del “dejar hacer” de parte del gobierno macrista con el modelo constructivo. Este retiro del Estado, dejando al mercado el regulamiento total de la industria de la construcción, lo que se hace es convalidar un modelo que busca la maximización de las ganancias minimizando los tiempos de obra, buscando materiales de menor precio y baja calidad y trabajando con mano de obra no calificada, todo lo cual conlleva, para empezar, un gran peligro para los obreros que son los primeros que sufren las problemáticas de este modelo y, en segundo término, poner en riesgo la vida, la propiedad y bienes de los vecinos linderos sobre todo hablando de la problemática de la construcción en sí misma pero después tenemos problemáticas que son mucho más amplias, más generales: está la temática de la infraestructura que nosotros tenemos probada desde el año 2006, hay un informe técnico hecho por la empresa AySA en enero del año 2007, un convenio firmado entre la empresa AySA y la ciudad de Buenos Aires en febrero de 2007, convenio 3/07 y un decreto que forma parte del entramado legal de la ciudad de Buenos Aires, el decreto 220/07 que deja constancia de la criticidad del estado en la provisión de agua y del sistema de saneamiento cloacal en los barrios de Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Caballito, Palermo y Coghlan y para lo cual establece la necesidad de realizar obras, inversiones, que consisten en la realización de 320 kilómetros de cañerías de transporte de agua y de recolección de material cloacal con un monto de 230 millones de pesos de hace 4 años atrás que nunca se hicieron.
Lo que ha pasado es que el gobierno de la ciudad lejos de haber realizado las obras o de no haberlas realizado y de haber limitado lo que se podía construir en estos barrios que era otra alternativa, no realizó las obras y permitió y entregó más de 2 millones de metros cuadrados de permisos de obra para esos 5 barrios después de que ya estaba constatado por el convenio las insuficiencias en las capacidades de las dos redes importantísimas para el ser ciudad como la que es la provisión de agua y la red cloacal.
Dejando también de lado esa problemática que es muy importante por la cual estamos litigando en la justicia, estamos a la espera de la respuesta de un pedido de una cautelar por parte de la doctora Karina Cicero Jueza en lo Contencioso Administrativo del Juzgado Número 14 que, a más tardar la primer semana del mes que viene, tiene que decir si dicta una cautelar que prohibiría al Gobierno de la Ciudad la entrega de permiso de obra en estos 5 barrios y, lo que es muy importante, en la de los finales de obra hasta que se realicen estas inversiones en infraestructura cloacal que es exactamente lo que dice el decreto 220 y lo que dice un papel que tiene cada una de esas obras que es un permiso de factibilidad que dice que para que estas obras sean habilitadas es menester que se realicen las obras de infraestructura que no se realizaron. Entonces, lo que estamos pidiendo es pura y sencillamente: que se cumpla la ley y nada más que eso. Sabiendo que es un tema muy complicado porque hay compradores de buena fe que fueron estafados por los constructores que sí sabían de la existencia porque ellos tuvieron que recibir este certificado de factibilidad y no podían desconocer que las obras no estaban siendo hechas. Porque si nosotros, una pequeña organización vecinal pudimos constatar que las obras no fueron realizadas, cómo las grandes emprendedoras, las grandes cámaras de la construcción no podían realizar esta misma constatación que, aparte, es muy sencilla: ¿dónde están los 320 kilómetros de zanja para meter los 320 kilómetros de caños realizados sobre el territorio de estos cinco barrios? Hay que entender que prácticamente habría que hacer en estos barrios gran parte de la cañería de distribución de agua nueva, o sea, que habría que hacer zanjas en la mayoría de las calles. La gente las hubiese visto y nadie vio nada, aparte que no hay ningún tipo de prueba ni ningún contratista que las haya realizado. Por eso estamos a la espera de que la justicia falle a nuestro favor.
Pero esto tampoco es toda la problemática ni tampoco es la problemática más importante. Hay que entender que es menester buscar un equilibrio en la construcción, no hay ningún tipo de motivo por el cual la ciudad de Buenos Aires que es una ciudad con aproximadamente 15 mil habitantes por kilómetros cuadrados tenga barrios como Barrio Norte y Caballito con casi 30 mil habitantes por kilómetros cuadrados, teniendo barrios como Mataderos con 7500, teniendo barrios como Soldati con menos de 4 mil habitantes por kilómetros cuadrados: acá se esta provocando un fenómeno de concentración que es muy malo en base a lo establecido por la OMS en varios parámetros. Hay que entender, por ejemplo, que el barrio de Caballito es una de las dos zonas con más alto nivel de ruido de la ciudad de Buenos Aires. Somos junto con Almagro la zona con menor cantidad de metros de espacios verdes por habitantes de la ciudad de Buenos Aires. Y cada nuevo habitante que se suma en estas construcciones es un poquito menos de espacio verde por habitantes que tenemos. Somos también una de las tres zonas junto con Belgrano y el centro con más alto nivel de concentración de partículas en el aire, contaminación ambiental de partículas provocado por ser Caballito un centro neurálgico de transportes, siendo el centro geográfico de la ciudad de Buenos Aires y habiendo reemplazado indudablemente a Flores como área central de la zona oeste de la ciudad de Buenos Aires con su actividad comercial, hoy por hoy el centro de Caballito es mucho más dinámico que el centro de Flores -hablando económicamente y comercialmente- e indiscutiblemente Primera Junta es más importantes como punto de traslado que lo que había sido antes Flores.
Todas estas cuestiones marcan cómo el incremento desmesurado de la construcción va dañando la construcción y la cantidad de personas que van a ocupar estas construcciones, van dañando distintos tipos de cuestiones ambientales que van siendo nocivas para los vecinos del barrio.
Después sigue habiendo otras problemáticas, por ejemplo, el tema del sol. Para que se tome una idea, por ejemplo, en Inglaterra no hay límite de altura, uno puede poner lo que quiera pero lo que hay es un impuesto al sol quitado. Y ese impuesto, digamos, es geométrico, mientras va avanzando el sol que le quitan esto va avanzando de manera potencial, o sea, en nuestra realidad si a un vecino una construcción le quita todo el sol le van a tener que pagar a ese vecino algo así como lo que vale todo el edificio nuevo. Con lo cual nadie le quita todo el sol al vecino porque sino estaría trabajando para el vecino (…)
El sol no es solamente importante para los hombres, es también importante para los edificios porque un edificio sin sol empieza a generar humedad, hongos y todas esas cosas son negativas para la salud de las personas que viven en él.
Después está lo que llamamos los servicios secundarios que también son muy dañados por el tema de la densificación, estamos hablando de las matrículas en los jardines maternales, las matrículas en los jardines de infantes, en las escuelas primarias y secundarias: muchos vecinos de Caballito tienen que llevar a sus hijos a escuelas en otros barrios porque ya no hay más matrículas. También está la cuestión de la seguridad desde el punto de vista más básico: las comisarías tienen en cuenta la cantidad de efectivos que hay en cada una de ellas por la cantidad de manzanas que cubren, no teniendo ningún tipo de significación en ese estudio la densidad de habitantes que hay en esa manzana, entonces, al aumentar la densidad de habitantes pasamos a tener muchos menos policías por habitante porque la cantidad de policías es exactamente la misma.
Después hay otros problemas, está el tema del estacionamiento porque los nuevos vecinos igual que los viejos tienen coches y la capacidad está totalmente colapsada porque inclusive muchos de los garajes han sido demolidos para construir nuevos departamentos que no tienen suficientes cocheras para todos los inquilinos que viven, con lo cual hay demandas y necesidades de nuevas cocheras y de lugares para estacionar.
Está lo que todavía es mucho más grave: es el problema del tránsito. Caballito es el área central de la ciudad de Buenos Aires a nivel geográfico con lo cual si uno va de Liniers al centro o de Devoto a La Boca o de Boedo a Villa del Parque la ruta más rápida es pasar por Caballito, esto hace que tengamos un gran flujo de tránsito pasante y también una importante cantidad de tráfico propio. Obviamente, la incorporación de decenas de miles de nuevos vecinos incorpora una gran cantidad de nuevos coches lo que también nos dificulta el tema del transporte automotor y ni qué hablar del transporte público: cualquier persona que haya estado entre las 13 y las 14, entre las 17 y las 20 horas en Acoyte y Rivadavia se puede dar cuenta de lo que es un sistema de transporte desbordado, tanto en lo que se refiere a los colectivos como el subte A, en el cual se viaje como sardinas.
Estas son algunas de las problemáticas que trae aparejado este dejar hacer del Estado al mercado en lo que se refiere a la construcción.
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En lo que se refiere a la cuestión del planeamiento urbano, del modelo de ciudad, no es que Macri se esté equivocando, él tiene un modelo de ciudad que corresponde a lo que está pasando.
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Para mí uno de los problemas de la Argentina como país, como nación, es el hecho del gigantismo de la ciudad de Buenos Aires y de su área metropolitana en contra de la falta de crecimiento del interior. Hay que pensar que cada ocho años el área metropolitana incorpora una Rosario o una Córdoba a su población. Lo que hay es un gigantismo de este puerto de salida y una falta de desarrollo del interior.
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Lo que es grave es que en los últimos ocho años el 20 por ciento de todo lo que se construyó en la nación argentina se construyó en la ciudad de Buenos Aires (…) eso demuestra la necesidad de que haya un estado que regule en función de las necesidades de la ciudad y de la nación argentina, acá nadie dice convertir a la ciudad en un ghetto, lo que estamos diciendo es que es innecesario densificar más las zonas que ya están densamente pobladas. Por el otro lado, sí sería bueno densificar -y densificar no significa edificios de altura- ciertas zonas del sur; sería muy bueno urbanizar las villas y permitir 3 o 4 pisos en las calles y 6 u 8 pisos en las avenidas. Implica permitir que un montón de personas sigan viniendo a la ciudad de Buenos Aires pero no la locura actual de permitir 10 pisos en las calles y 16 pisos en las avenidas porque nos llevan a números que no tienen parangón. Un sólo edificio en una manzana de Caballito de los nuevos tiene tantos habitantes como la manzana toda, o sea, están duplicando la población…es una locura.
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Mientras que en la mayoría de los barrios de la ciudad de Buenos Aires el precio del metro cuadrado está en sumas astronómicas -por ejemplo, Caballito: 2000 dólares el metro cuadrado- el barrio de Parque Avellaneda bajó el precio del metro cuadrado del año 2009 al año 2010 por la inseguridad del barrio, una locura. No pueden bajar; cuando todo sube hay uno que baja y ese que baja es uno de los lugares con menos densidad de habitantes, no puede ser, el Estado está totalmente ausente, o sea, está ausente y si uno deja de ver las cuestiones como hechos aislados, el hecho de que 7 de cada 10 demoliciones sean ilegales, el hecho de que se burlan sistemáticamente las leyes de protección patrimonial, eso es para nosotros una demostración cabal de la complicidad y la connivencia de la administración macrista con los constructores. Complicidad que ha quedado explícita cuando hemos descubierto el año pasado que el Ministro de Planeamiento Urbano, el subsecretario de Planeamiento Urbano que ahora es Desarrollo Urbano -que también eso es importante desde el punto de vista semiótico- son socios de la constructora Los jardines de Roosevelt, constructora que se ha visto en el último año favorecida por la implementación de un boulevard, justo enfrente de su obra, con la creación de un paso a nivel para autos a tres cuadras de la obra, cuestiones que no estaban en los planes de ejecución presentados anteriormente por el gobierno de la ciudad y que crean siempre la duda de que hayan sido realizados para valuar, revaluar y mejorar la valuación del emprendimiento del Ministro y del Secretario. Emprendimiento que, obviamente, va en contra de cualquier norma de ética pública o de ética privada, por más que no haya una norma, como en el caso de la ciudad que no hay una ley de ética pública (…)
Y ahí pasa algo que a mí me gusta, históricamente la ciudad de Buenos Aires tenía una Secretaría -que después devino en Ministerio con el gobierno de Telerman- que se llamaba Planeamiento Urbano. Cuando llegó el ingeniero Macri le cambió el nombre y le puso Desarrollo Urbano y, para mí, los nombres son importantes y desarrollar no es lo mismo que planificar y, en realidad, el Ministerio se está encargando de desarrollar sin ningún tipo de planificación y esa es una grave problemática, es muy grave porque también lo que ha pasado es que al verse mostrado por la confrontación con la realidad que los grandes y preparados equipos técnicos que decía tener el ingeniero Macri no existían, en realidad él ha basado su modelo de administración publica en un nutrirse de tres grupos de personas: sus compañeros de la secundaria, los empleados de la fábrica de su padre y las personas que trabajaban con él en Boca Juniors y de esos tres grupos de personas es de donde sacó a todos sus funcionarios. Daniel Chain fue (…) de una empresa del grupo Socma, una empresa que se dedica a la construcción. La mayoría de los funcionarios de la administración de Macri tienen, tuvieron empresas o fueron empleados con cargos gerenciales de empresas cuyo principal motivo de ser es la construcción. Entonces, ¿cómo vamos a pedirles que sean firmes, que respeten las normas? Para ellos lo que se está haciendo es lo mejor…para ellos, obviamente, que no tienen una visión de las necesidades de la ciudad de Buenos Aires, tienen una visión de su grupo de clase, de su pertenencia gerencial a grupos que se ven favorecidos por la construcción. Ahí entendemos cuáles son las problemáticas que tiene la ciudad de Buenos Aires.
¿Cómo se conforma el equipo?
Casi todos universitarios completos o incompletos vinculados a áreas sociales: Sociólogos, Licenciados en Psicología, un Antropólogo, Licenciado en Ciencias Económicas, Licenciado en Comunicación Social y, también, hay un arquitecto y planificador urbano que no está viniendo mucho pero que nos dio aportes muy importantes en un momento. Y vecinos del barrio de Caballito en general que apoyan. El núcleo de la organización es de aproximadamente unas 10 personas y después cada vez que realizamos algún evento, alguna acción se nos suman muchos vecinos. Pero el grupo que trabaja de manera constante serán unas 12 personas más o menos.
¿Cómo es el tema de la división de tareas, la investigación?
Hay temas que van gustando más a uno que a otro y en función de eso vamos trabajando cada tema. Igual los temas son amplios pero no son infinitos porque, por ejemplo, nos llama gente con problemáticas muy válidas, muy importantes como las de seguridad, salud pero problemáticas que, a lo mejor, nosotros desconocemos y tampoco tenemos más capacidad. No podemos tomar más, en algunos momentos nos vemos desbordados. Cuando pasó lo de villa Urquiza, por ejemplo, del derrumbe, fue tal la movilización de los vecinos que tenían miedo que se derrumbaran sus casas, los medios que querían hacernos notas, que nos vimos desbordados, tuvimos que decir: “bueno, dejemos de postear en Internet y vayamos a la gente” porque no dábamos abasto para todo, por ejemplo (…)
El año exacto de conformación de la organización
Marzo de 2003 en una reunión de participantes del Presupuesto Participativo 2002- 2003 (…) que nos reunimos para evaluar cuál había sido el grado de respuesta de parte de las autoridades (…)
A nuestro entender en la ciudad de Buenos Aires el presupuesto participativo, el régimen de comunas es la más importante herramienta de participación enmarcada en la constitución y la falta de implementación de esa herramienta invalida la realización de otras herramientas de participación porque van en contra de la lógica del sistema, el presupuesto participativo tiene requerimientos georeferenciados (…)
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