28/05/11 Según el urbanista, en estas cuestiones radica el éxito de la sustentabilidad en las grandes urbes.
El arquitecto y urbanista brasileño Jaime Lerner , tres veces alcalde de Curitiba, es un referente mundial en materia de transporte y sustentabilidad ambiental para grandes ciudades. Aquí fue recibido casi como una estrella de rock por ministros, funcionarios y empresarios. Durante su exposición fue provocador y hasta consiguió el difícil objetivo de hacer reír a los alemanes, que eran mayoría en la platea.
“El auto es como esa clase de personaje que uno invitó a una fiesta y después no se quiere ir. Es como nuestra suegra. Cada vez es más demandante: pide autopistas, rutas, estacionamientos...
Si la única mujer en tu vida es tu suegra, estás en problemas”, aseguró.
Lerner construyó en Curitiba –una ciudad con más de 3 millones de personas en su área metropolitana– un sistema de tránsito con buses articulados, similar al que ahora empieza en Buenos Aires, en Juan B. Justo. “ El futuro está en la superficie, porque no podemos esperar 20 años que se construya una estación de subte.
Se necesitan soluciones ya . Y la solución es metronizar el subte, con vehículos largos, donde la gente suba y baje rápidamente y recorra carriles exclusivos”.
La visión de ciudad de Lerner, de todas maneras, excede por lejos el transporte y hace pensar mucho en la realidad de Buenos Aires. “Estoy obsesionado con la idea de enseñarles a los chicos qué es la sustentabilidad, para que ellos se lo transmitan a sus padres. ¿Saben lo que es sustentabilidad? La clave es usar poco el coche, reciclar la basura, vivir cerca del trabajo.
Es una cuestión de lo que ahorrás y lo que gastás. Debemos tener ciudades donde se conviva. No podemos tener comunidades separadas por ingresos, por edad o por religión. No sirven los guetos para ricos ni los guetos para pobres. La diversidad es lo más importante para estimular la creatividad y el sentido común en una sociedad”.
Lerner es un crítico del proceso de mudanza de los sectores acomodados de la población a las afueras de las ciudades en busca de espacios verdes y seguridad. “En esos lugares hay una gran infraestructura que está vacía 16 horas por día. Tenemos que adoptar la ciudad como un espacio único de vida, trabajo y ocio”. El urbanista, que estuvo en Buenos Aires en 2007 y 2010, luego de su exposición habló con Clarín .
¿Qué solución propone para el colapso que sufren las autopistas de Buenos Aires, producto de la gran cantidad de gente que decidió mudarse a barrios privados? Con respecto a la seguridad, cuanto más alto es el muro, más te van a esperar a la salida. Se debe retomar a las ciudades como buenos lugares para criar a nuestros hijos. La mejor metáfora de lo que debe ser una ciudad es una tortuga, que en un mismo lugar vive, trabaja y se divierte.
En Buenos Aires es muy dificil alcanzar consensos políticos para los cambios importantes. Se diseñaron carriles exclusivos para colectivos, por ejemplo, y funcionan mal porque se incluyó a los taxis debido a los presiones del gremio.
Esas discusiones se dan en todos lados. A los taxistas hay que explicarles que sus propias familias necesitan un mejor transporte público. La democracia no es consenso, sino conflicto. Buenos Aires se está tomando demasiado tiempo con el diagnóstico. Los argentinos hablan demasiado.
¿Los estacionamientos subterráneos son la solución? Son parte del problema, no de la solución. El estacionamiento es la nave de la iglesia de la religión del auto. No digo que no haya que tener auto. Pero se deben cambiar las rutinas. Es responsabilidad de los gobernantes ofrecer alternativas.
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